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El proyecto Ciencia e Innovación 2030 está conformado por un consorcio de cuatro prestigiosas instituciones nacionales de educación superior: Universidad Mayor, Universidad de Atacama, Universidad Autónoma de Chile y Universidad de Tarapacá, que conjuntamente trabajamos en pos de tres grandes objetivos.
Uno es modernizar las mallas curriculares de las carreras, para darle más énfasis a la investigación, desarrollo, innovación y emprendimiento (I+D+i+e); otro es mejorar el vínculo de nuestra academia con las empresas y la sociedad, visibilizando el gran trabajo científico que se realiza en las cuatro casas de estudio; y el tercero es potenciar la participación y el liderazgo de las mujeres en la comunidad científica.
Aunque numéricamente quedó en tercer lugar, el objetivo de promover la incidencia femenina en la academia es, en realidad, el más transversal de todos. Y, de su éxito, en buena medida dependen los otros dos objetivos, pues sin mujeres, como se ha dicho acá, no hay verdadera ciencia.
Ya sabemos las limitaciones y dificultades que enfrentan las mujeres en los espacios científicos y académicos. A pesar de que representamos a la mitad del estudiantado de grado y al 44% de la matrícula en doctorado, solo un 33% de profesionales en investigación en el mundo son mujeres, según la UNESCO.
En Chile, eso se manifiesta en la autoría de estudios y papers: solo un 10% de las publicaciones en Ingeniería y Tecnología tienen firma de mujeres, mientras que en Ciencias Naturales la cifra es apenas del 6%.
Revertir esos tristes números tomará tiempo y mucho trabajo, ya que son varios los frentes en que hay que seguir incidiendo: por un lado, están los sesgos y obstáculos que todavía enfrentamos —como menor sueldo por igual trabajo, incompatibilidad de la maternidad con la carrera académica o falta de representación en cargos de liderazgo—; por otro, la cultura masculinizada y sexista que aún impera en el ambiente científico.
Nosotras, sin dejar ninguno de estos desafíos de lado, hemos puesto el foco en unirnos. Levantamos la campaña comunicacional #mujeresdesafiandociencias, pues estamos convencidas de que para eliminar las brechas de género resulta esencial conocernos entre investigadoras y académicas, reconocer y visibilizar nuestras trayectorias científicas, méritos y esfuerzos relacionados, para así conformar una red que nos permita trabajar estratégicamente la perspectiva de género en nuestras instituciones.
Fortalecer este vínculo entre las académicas de nuestras universidades, desde Arica a Temuco, que viven realidades culturales, geográficas y económicas tan distintas —pero a la vez con dificultades tan similares— ayudará a empoderarnos en nuestros respectivos roles pero también permitirá facilitar la colaboración interuniversitaria y la sinergia entre las instituciones. Esto incluso podría impactar en los índices de productividad de las académicas.
Levantar estos temas implica mover aguas que normalmente están muy quietas, y que se estancan si no se agitan. Pero solo si estamos unidas podemos encauzarlas. Esto significa incidir en los espacios de toma de decisión, concientizar sobre las brechas de género y levantar medidas afirmativas en pos de forjar comunidades universitarias más justas, igualitarias e inclusivas para todas las personas.
El desafío para el 2030 es tener universidades libres de violencia, mucho más equitativas y abiertas. Para eso es indispensable contar con más liderazgos femeninos, que nos permitan ejecutar estos cambios con convicción. En este proceso, que ha sido muy crítico, hemos remirado nuestras instituciones con mucha sinceridad, pero el diagnóstico que hemos levantado entre todas nos ha ayudará a generar iniciativas que impactarán muy positivamente a nuestras queridas universidades.
Viviana Rodríguez Venegas es doctora en estudios sociales, académica y directora de Género, Diversidades e Inclusión de la Universidad de Atacama. También es la coordinadora del Eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Ciencia e Innovación 2030.
