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Todos sabemos el riesgo que existe al consumir pescados y mariscos crudos o sucios: las consecuencias pueden ser desde una leve indigestión hasta cuadros de gastroenteritis graves. A pesar de eso, mucha gente los come igual, pues en Chile tenemos la suerte de contar con un mar muy frío, en el cual las bacterias no alcanzan a desarrollarse plenamente.
Pero eso está comenzando a cambiar: el calentamiento global, que ha subido las temperaturas del Pacífico en las últimas décadas, sumado a los constantes fenómenos climáticos como El Niño, hacen más común la presencia de microorganismos como el Vibrio parahaemolyticus, uno de los patógenos más comunes de los ambientes marinos.
La salud humana se enfrenta hoy a un gran desafío: las bacterias patológicas ultra resistentes, que con el cambio climático y el mal uso de los antibióticos, se han vuelto un problema de difícil solución. Katherine García, doctora en microbiología, dirige el doctorado de Ciencias Biomédicas en la Universidad Autónoma de Chile, donde forman a investigadores capaces de encontrar soluciones rápidas y efectivas a este complejo escenario.