Con estas innovadoras iniciativas reducimos la brecha de género en la academia

Con salas de lactancia y cuidado, talleres, encuentros y escuelas de liderazgo, las universidades del consorcio buscan ser comunidades inclusivas y equitativas.

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Esta sala de juegos y cuidados se abrió en una de las sedes de la U. Mayor en Santiago.

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Este jueves 13 de junio, en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Atacama, en Copiapó, se inauguró la primera sala de lactancia de ese edificio, y la segunda de esta institución. Un espacio que, más allá de su tamaño, significa un enorme avance para reducir las brechas de género en la academia.

En la ceremonia participó Anggy Arroyo, estudiante de tercer año de Trabajo Social en la UDA, donde reconoció que “para nosotras es complicado ser estudiante-mamá, porque estar en el aula con tu pequeño, mudándolo, dándole el pechito, igual es incómodo; en cambio esto para para mi es súper agradable. Es un espacio de tranquilidad para compartir con mi hijo en el lugar donde me estoy preparando, estudiando cada día, donde vengo a esforzarme. Me siento muy agradecida”.

Financiada con recursos del Consorcio Ciencia e Innovación para el Futuro, conformado por Universidad Mayor, Universidad de Atacama, Universidad Autónoma y Universidad de Tarapacá, esta sala se une a otra que se abrió a comienzos de abril en el campus Manuel Montt de la Universidad Mayor. Estas instalaciones, equipadas con climatización, cómodos sillones, cojines, lavamanos, refrigeradores para asegurar la cadena de frío de la leche, mudadores y —lo más importante— mucha privacidad, están disponibles para estudiantes, funcionarias y académicas de cada institución. 

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La segunda sala de lactancia de la UDA fue inaugurada por su rector, Forlín Aguilera.

«Estos avances son un testimonio del compromiso inquebrantable que tenemos con la equidad de género en la academia”, resalta Evelyn Silva, directora ejecutiva del consorcio. “La inauguración de estos espacios de lactancia y cuidado infantil no solo proporciona un apoyo tangible a nuestras estudiantes y académicas, sino que también envía un poderoso mensaje sobre la importancia de la corresponsabilidad en los cuidados y la necesidad de crear entornos inclusivos y equitativos. Estamos convencidas de que estas iniciativas, junto con nuestros programas formativos y de mentoría, son fundamentales para empoderar a las mujeres y fomentar un liderazgo femenino fuerte en el ámbito científico”. 

La primera de estas salas, todas creadas según la norma emanada del Ministerio de Salud, fue inaugurada en la casa central de la Universidad de Atacama, también con fondos del consorcio. Este evento, liderado por el rector de la UDA, Sr. Forlín Aguilera, marcó el inicio del eje estratégico de Participación y Liderazgo Femenino en la Academia, transversal a todos los objetivos del consorcio. 

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La U. de Atacama inauguró su primera sala de lactancia gracias a fondos del consorcio Ciencia e Innovación para el Futuro.

“La implementación de todas estas salas apunta directamente al acortamiento de brechas de género, pues permite reconocer e impulsar la distribución de los roles y la corresponsabilidad social de los cuidados”, explica Viviana Rodríguez, directora de Género, Diversidades e Inclusión de la UDA y también coordinadora de este eje estratégico.

Espacios de apoyo, acompañamiento y relajo

Pero el compromiso de este consorcio por la igualdad de género se extiende más allá de las salas de lactancia. En el Centro de Economía y Políticas Sociales de la Universidad Mayor, lugar que alberga los proyectos InES Género y Ciencia 2030, se abrió recientemente un espacio de cuidado infantil, equipado con una zona de juegos, libros y juguetes didácticos. 

Y en marzo, en el Campus Huechuraba de la misma universidad, se puso a disposición la Casa Amarilla, un lugar diseñado para el estudio, descanso y esparcimiento de las estudiantes de doctorado.

Formación y sensibilización de género

La creación de espacios físicos es solo una parte de la estrategia del consorcio para fomentar la participación y liderazgo femenino en la academia, donde sigue prevaleciendo la presencia masculina. 

Hacer del ambiente universitario y científico un lugar más equitativo e inclusivo con las mujeres requiere de muchas más intervenciones, siempre con la meta de sensibilizar a las comunidades sobre estos temas y, principalmente, generar instancias de encuentro y formación para las mujeres en la academia. 

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Esta sala de juegos y cuidados se abrió en una de las sedes de la U. Mayor en Santiago.

Para avanzar en esa dirección, se han realizado distintas actividades, como la escuela de verano Mujeres Desafiando a las Ciencias, el taller de innovación y emprendimiento «Con-Ciencia de Género» —que entregó herramientas para transformar el trabajo científico de laboratorio en un proyecto atractivo y sustentable económicamente—, cursos de escritura de papers científicos con perspectiva de género y programas de mentoría. 

“Creemos que las transformaciones de nuestras culturas organizacionales se deben desarrollar por medio de la formación, sensibilización y promoción”, subrayó Rodríguez

Primer encuentro de investigadoras

Un gran hito en este camino será el primer Encuentro de Investigadoras del Consorcio Ciencia e Innovación para el Futuro, programado para el 29 de agosto. Esta jornada, que se realizará en el auditorio de la Universidad Autónoma en Santiago, reunirá a académicas e investigadoras de diversas instituciones, fomentando la conversación, el reconocimiento y la creación de redes estratégicas para trabajar la perspectiva de género en la academia.

“Para eliminar las brechas de género resulta esencial conocer y reconocernos, visibilizar nuestras trayectorias científicas, méritos y esfuerzos relacionados, para así conformar una red que nos permita trabajar estratégicamente la perspectiva de género en nuestras instituciones”, concluyó Rodríguez.

Todos estos esfuerzos reflejan un compromiso profundo y continuo con la igualdad de género en la academia científica, un campo que históricamente ha estado dominado por hombres. La creación de estos espacios, y la oferta de programas formativos, son pasos cruciales para avanzar hacia una academia más inclusiva y equitativa.