Sin mujeres no hay ciencia: la necesidad de eliminar la brecha de género para un presente y futuro inclusivo

El 11 de febrero es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha ideal para valorizar su importante rol en la disciplina junto a OyeCiencia, el podcast del Consorcio Ciencia e Innovación 2030. Porque sin mujeres no hay ciencia.

Sin mujeres no hay ciencia.
La ONU instituyó el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

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El planeta está inmerso en una revolución tecnológica y digital y lo hace a un ritmo vertiginoso, frenético. Esta transformación no se limita únicamente a la esfera tecnológica, sino que también impacta áreas como el trabajo, la economía, la educación, la ciencia, entre otras que influyen en la vida humana.

Este contexto representa una oportunidad excepcional  para sentar las bases de un  futuro más inclusivo y equitativo. Es crucial aprovechar esta coyuntura para cerrar definitivamente las brechas de género y superar la historia de sexismo. Las mujeres desempeñan un papel fundamental en este proceso, ya que su participación activa es indispensable para alcanzar una sociedad más justa y equitativa

A pesar de los esfuerzos realizados en años anteriores para disminuir las brechas de género y promover la presencia de mujeres en posiciones de liderazgo político, empresarial y académico, este desafío sigue siendo un problema del presente.

Por esa razón, la ONU instituyó en 2015 el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11 de febrero) con el propósito de eliminar los estereotipos de género dentro de las áreas de la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática (STEM, por sus siglas en inglés), fomentar la vocación en niñas y adolescentes, visibilizar el trabajo de las científicas y tecnólogas, entre otros objetivos.

Esta iniciativa no es arbitraria, sino que cuenta con fundamentos sólidos. Una de las razones evidentes radica en la importancia de estas áreas para el futuro. Pero, también porque la historia de las mujeres en la ciencia es rica y compleja abarcando desde las antiguas civilizaciones hasta el presente. A lo largo de los siglos, se ha demostrado la relevancia que han tomado en una serie de descubrimientos. Por ejemplo, en la antigüedad Hipatia de Alejandría ya mostraba el potencial femenino en la ciencia, contribuyendo con la matemática y la astronomía, además de la filosofía. 

Sin mujeres no hay ciencia. En la imagen, Marie Curie
Marie Curie, la primera mujer ganadora del premio Nobel y la única en obtenerlo en dos disciplinas distintas (Física y Química).

La historia moderna, en tanto, también cuenta con  un listado dorado de mujeres notables. Una de las más destacadas es, sin dudas, Marie Curie, física y química pionera en el ámbito de la radiactividad, primera mujer en recibir un Premio Nobel y la única en obtenerlo en dos disciplinas diferentes (Física en 1903 y Química en 1911). Su legado  ha sido una fuente  de inspiración para innumerables de niñas y adolescentes que ven la ciencia en sus vidas.

Sin embargo, no es la única. Ada Lovelace, reconocida matemática y escritora, es célebre por su contribución en el trabajo sobre la máquina analítica de Charles Babbage y es considerada por muchos como la primera programadora de computadoras; Dorothy Hodgkin, química que ganó el Premio Nobel por desarrollar la cristalografía de rayos X; Barbara McClintock, citogenética que recibió el Premio Nobel de Fisiología por su descubrimiento de los elementos genéticos móviles. Además, Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna, galardonadas con el Nobel de Química por el desarrollo de la tecnología de edición genética CRISPR-Cas9, una herramienta revolucionaria para la genética.

A pesar de estos ejemplos de éxito, la historia científica ha sido testigo de numerosos desafíos enfrentados por las mujeres en búsqueda de educación, acceso a carreras científicas y reconocimiento. 

En 1903, Marie Curie no fue considerada inicialmente para el Nobel de Física y sólo Henri Becquerel y Pierre Curie estaban nominados. Otro caso notable es de la física Lise Meitner, quien desempeñó un papel clave en el descubrimiento de la fisión nuclear, pero su colega Otto Hahn fue quien recibió el Premio Nobel de Química por este trabajo. Situación similar experimentó la física china Chien-Shiung Wu, quien realizó el experimento que contradecía la ley de conservación de la paridad, pero que terminó con sus colegas recibiendo el reconocimiento.

Lise Meitner, quien desempeñó un papel clave en el descubrimiento de la fisión nuclear

Son precisamente estos antecedentes los que resaltan la necesidad urgente de eliminar los sesgos y las brechas de género en la actualidad.

Vania Figueroa Ipinza, Directora InES Género y CTGénero de la Universidad Autónoma de Chile destaca en una columna publicada en El Mostrador que “la falta de diversidad de género en STEM supone un obstáculo para la creatividad e innovación. Por ejemplo, la baja participación de las mujeres en STEM tiene implicaciones importantes para tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial (IA). Los sesgos en sus algoritmos, reflejo de la mano de obra predominantemente masculina, pueden perpetuar la discriminación de género y resultar en productos y tecnologías que pasan por alto las diversas necesidades de la población”.

Además, hay evidencia que respalda los beneficios de la inclusión de mujeres en diversos ámbitos produce un impacto positivo. Evelyn Silva-Moreno, Directora Ejecutiva del Consorcio Ciencia e Innovación 2030, señala en su columna publicada en la plataforma Desafía Ciencia el impacto positivo que tienen los emprendimientos y los negocios liderados por mujeres. “A nivel mundial, los emprendimientos tecnológicos con liderazgos femeninos tienen un 35% más de retorno de la inversión, un 12% más de ganancias y generan casi el doble de rentabilidad que las fundadas o comandadas por hombres”.

En esta misma línea, Silva-Moreno destaca la realidad que existe en Chile: “Cuando hay financiamiento público, las empresas encabezadas por mujeres consiguen vender un 20% más que las manejadas por hombres, y también son más paritarias: en promedio emplean a un 49% de mujeres, mientras que una con liderazgo masculino solo tiene un 30% de colaboradoras”. ¿Qué les falta a las científicas chilenas entonces para emprender?, se pregunta. “Acompañamiento y ejemplos de que sí se puede”, señala Silva-Moreno.

OyeCiencia, el podcast de Desafía Ciencia

A nivel global, según la UNESCO, sólo el 33% de los investigadores son mujeres a pesar de que representan la mitad de los estudiantes de grado y al 44% de los matriculados en doctorado. En Chile, la realidad no es tan distinta: según el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, el porcentaje de investigadoras está en un 35%.

En respuesta a esta disparidad, es que han surgido diversas iniciativas. El Ministerio de Educación lanzó la política «Más Mujeres Científicas» (+MC) –con el respaldo de 39 de las 45 universidades adscritas al sistema de acceso– para aumentar la participación femenina en carreras STEM con 2.358 vacantes en 410 programas. Esto se tradujo en un aumento de un 16,8% en la admisión universitaria.

Con ese objetivo también nace Desafía Ciencia, del Consorcio Ciencia e Innovación 2030 compuesto por U. Mayor, U. de Atacama, U. Autónoma y U. de Tarapacá. Esta iniciativa tiene por propósito acercar la ciencia a las personas con perspectiva de género y desde los territorios.

Una de las formas en que Desafía Ciencia busca lograr este objetivo es a través del podcast OyeCiencia, un programa en formato audio que toca cuatro temas que afectan a la investigación científica en Chile: Brecha de género, Inteligencia Artificial, Centralismo y Cambio Climático.

Conducido por Francisco Aravena, conductor y editor del podcast diario de La Tercera, aborda con especialistas de las distintas casas de estudio que integran el Consorcio a discutir sobre  temas contingentes y relevantes desde la academia.

En su primer capítulo, que puedes escuchar acá, Mayarí Castillo –master en Ciencias Sociales por la Facultad de Estudios Latinoamericanos (FLACSO, México), doctora en Sociología por la Freie Universität de Berlín y académica del Centro de Economía y Políticas Sociales de la Universidad Mayor– aborda el tema “Cómo cambiar al cambio climático”.

Sin mujeres no hay ciencia. Gráfica del podcast Oye Ciencia.

En el segundo episodio, Carmen Araneda Guirriman –socióloga de la Universidad de Concepción; Magíster en Investigación Social y Desarrollo, Universidad de Concepción; Máster en Gestión de la Ciencia y la Innovación, Universidad Politécnica de Valencia, España; y Doctora en Educación, Universidad Autónoma de Barcelona, España; y académica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Tarapacá– aborda precisamente el tema “Brecha de género: sin mujeres no hay ciencia”.

“Hay una situación bien paradójica en el ámbito de la educación superior: en las últimas décadas hemos tenido un incremento en la participación de las mujeres en las matrículas de pregrado; sin embargo, cuando hacemos el foco en el área de las ciencias, tenemos un problema, porque las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en los contextos científicos”, señala en la conversación la académica de la U. de Tarapacá.

Araneda señala que “está subrepresentación tiene consecuencias no solo en la paridad del salario, porque estas áreas son las que más prestigio tienen, sino también donde se hace la investigación más dura. Cuando hay una brecha de género hay también consecuencias en la innovación científica”.

La primera temporada de OyeCiencia, que contempla cuatro episodios, cuenta con dos episodios disponibles en Spotify. Los dos siguientes serán estrenados los próximos domingos.

Está dicho, la invitación es a escuchar estas conversaciones en un día tan relevante como lo es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una fecha para celebrar la resiliencia, la inteligencia y la capacidad de las mujeres de perseguir sus sueños y alcanzar las estrellas incluso cuando el firmamento parece estar demasiado lejos.